César Platas Brunetti
"En una lejana sabana africana, andaba perdido un león. Llevaba más de veinte días alejado de su territorio y la sed y el hambre lo devoraban. Por suerte, encontró un lago de aguas frescas y cristalinas. Raudo, corrió veloz a beber de ellas para así, apaliar su sed y salvar su vida. Al acercarse, vio su rostro reflejado en esas aguas calmadas.
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¡Vaya! el lago pertenece a otro león (pensó y, aterrorizado, huyó sin llegar a
beber).
La sed cada vez era mayor y él sabía que de no beber, moriría. A la
mañana siguiente, armado de valor, se acercó de nuevo a lago. Igual que el día
anterior, volvió a ver su rostro reflejado y de nuevo, presa del pánico,
retrocedió sin beber Y así pasaron los días con el mismo resultado. Por fin, en
uno de esos días comprendió que sería el último si no se enfrentaba a su rival.
Tomó finalmente la decisión de beber agua del lago pasara lo que pasara. Se
acercó con decisión al lago, nada le importaba ya. Metió la cabeza para beber…
y su rival, el temido león, ¡desapareció!".
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